Y parece que no tiene fin, que el agua no tiene pinta de llegar a inundar mi vida algún día, que no voy a cansarme de llevarme golpes como siempre, que el agua que cae en mis manos no acabará nunca. Ojalá alguien me dijese lo que valgo, lo que siente realmente al verme y no me mintiese ni una sola vez. Cuando lo encuentre, creeré haberlo visto todo, y merecerá la pena haber vivido, tras conocer a alguien que te quiere pese a que conozca todos tus defectos. Porque así es como la vida tendría sentido, con la sinceridad, porque las mentiras no llevan a ningún sitio.
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