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Cuando sentía tu sonrisa rozando mis mejillas era feliz, pero tuvo que cambiar, ese olor hace tanto que no es mío... desearía por encima de todo volver a escaparme, solo para estar contigo, para que volvieras a decirme que me quieres, pero otra parte de mí sólo siente odio, humillación y asco. Sí, asco por todo lo que me has hecho pasar para nada, por todas las lágrimas derramadas por ti sin razón alguna, por lo días en los que no podía ni mirarte por miedo a enamorarme más. Algún día podré decir que nada de esto ha pasado, porque lo habré olvidado pero hasta entonces sólo me queda lamentar aquellos días en los que no dije nada queriendo soltar millones de palabras. Nunca he tenido el valor suficiente como para decirte lo que pienso de verdad. La sensación que tengo cuando debo decirte algo o cuando estoy cerca de ti es irremediable, no puedo hablar, se congelan las palabras y parece que nunca se van a derretir... hablo en presente, sin darme cuenta de ello, como si todo esto me estuviese pasando ahora, pero hace ya tiempo que no puedo estar contigo, que no consigo mirarte igual, con la misma confianza con la que lo hacía antes, hace ya tiempo que no tengo nada que decirte como para ponerme nerviosa, y temblar como si se tratase de la primera vez que hablo contigo.
Tengo la impresión de que nada volverá a ser como antes nunca más, y esta vez, lo creo de verdad.