Y cuando menos te lo esperas, aparece, quizá fuese el peor de los momentos para encontrarte con él, pero el destino es así y ha pasado lo que tenía que pasar. Puede que sea la consecuencia de un error del pasado, o puede que sea una prueba para demostrar que él sólo tiene que ser un recuerdo. Tantas posibilidades, tantas cosas echo de menos, tantas oportunidades... Nada ha cambiado, sigue siendo el mismo. Por una parte me atrae, y por otra me aleja, me asusta el hecho de que sea todo igual, de que no haya aprendido de los errores, de los fallos que cometió. Es la prueba de que volverá a caer en la misma trampa, pero esta vez la pregunta es: ¿volveré a tropezar con la misma piedra?
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