Me siento lo suficientemente mujer para hacerte feliz. Era lo que necesitabas, ¿no? Una mujer, y no una niña, antes no lo era, era una mujercita, pero ahora, aquí la tienes. ¿Puedes reconocerla? Nunca la has perdido de vista y lo sabes, no lo escondas, no puedes. ¿Para qué? Si al principio no había ningún secreto, ni para nosotros ni para nadie. Nada que ocultar, eramos libres, y nada era más importante que el otro.
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