jueves, 23 de junio de 2011

no queda nada

17 años, amigas, 17, sin más explicaciones, no hay más que decir. Pero por si acaso sigo. Porque mejor que sobre a que falte, ¿no? Siempre se ha dicho. Nunca me había sentido así, tan bajo. Y es muy difícil estar peor de lo que lo he estado ultimamente, pero día a día me supero y no sé como lo hago. No sé cómo demostrar que nunca estuve ni estaré en lo alto, en la cima. ¿Por qué? Porque ya lo estuve y nada se le puede comparar. Sólo tú puedes llevarme al sitio más bonito del mundo, porque todos lo eran si estaba contigo, un sitio en el que nunca nadie ha etsado, nuestro, nosotros lo construimos. ¿Recuerdas? Sí, con tus miradas y mis sonrisas. Poco a poco, porque en cuanto caía una lágrima se deshacía, por eso ya no queda nada, ya no volverá, ha caído del todo. Ya no hay miradas, por lo tanto tampoco sonrisas, pero las echo de menos, no sabes cuanto. Dia a dia recuerdo nuestro tiempo juntos, me duele recordar cuando estabamos juntos a cualquier hora y en cualquier sitio. Tus mensajes de buenas noches ya no me llegan. ¿Las canciones ya no te recuerdan a mí? ¿Ya nunca tienes ganas de estar conmigo? Alguno de estos días has recordado las tardes en tu cama, con tu olor, el mejor del mundo, aquella pelicula que vimos la primera vez que fui a tu casa, en invierno, con aquella manta. Todavía no habia demasiada confianza pero yo veia que iba para mucho... Sí, cariño, me acuerdo de todo. Aquel día que vine de Tolosa y me acompañaste a casa, los golpes que me di en tu cama, seguidos, las escaleras de detrás de cole, en ellas he tenido buenos pero tambien malos momentos. Los portales en pleno invierno, siempre los mismos, las escaleras de tu casa, en el ultimo piso, y en el parking cuando llegabamos tarde al cole, las mañanas y sobre todo las tardes contigo, no habia ni un dia en el que no quedasemos. Aquel sitio en clase, lo cambio todo, a tí, y a mí. Al conocerte cambió mi vida, me hiciste feliz. Sigo acordándome de tí cuando quiero sonreir pero a veces no lo consigo,  el efecto es el contrario. Date cuenta, tú me has cambiado.

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