Creerte, una y otra vez, todo lo que me hiciese feliz, sin tener dudas, ojalá se pudiera, escuchar dos opiniones y elejir la que más te guste, y que nadie lo desmienta, que nadie saque a la luz la verdad, aunque vivas una mentira, aunque vivas en una realidad que sólo tú te creerías, aunque sólo tú fueses capaz de hacerle caso a esa persona que todo el mundo ignora, de la que nadie se fía. No importa, pasa, haz que te de igual, ¿que solo tú le crees? Bien, mejor, eres diferente, buscas la felicidad, no la verdad. Es lógico, la gente también la busca, y no la encuentra, porque prefiere desconfiar y creer solamente lo que les digan los demás, y tal vez sea verdad, seguramente tendrán razón... Pero, sé que tú le entiendes, que le conoces, que sabes lo que le pasa y cómo lo vive, que sabes cómo hacerle feliz, y también cómo hacerle enfadar, sabes cuándo le pasa algo y cuándo no quiere hablar, has pasado tanto tiempo con él que sabes hasta cuándo te tienes que callar, sí, lo sabes, pero eso también te da igual, y un simple silencio que puede conseguirse facilmente lo conviertes en un grito, porque tú le conoces, sí, y él a tí también, sabe lo que hacer cuándo quiere algo, y sabe cómo arreglarlo luego. Los dos lo sabéis.
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